EL SOL Y EL AGUA SON FUENTE DE VIDA. Homenaje al Sol y a los Elementos. Mensaje de la Hermandad Arcoiris.

Imagen de Jill Wellington en Pixabay

Homenaje al Amado SOL.
- Al Agua. 
- A los Elementos. 
- A los Elementales.  
- A la Claridad - Electrones.
- Átomos, Células y Moléculas...

Por más de dos décadas he tenido contacto a diario con el Amado Sol - Luz Solar, cuyo nombre cósmico es Helios y Vesta.

Les relataré paso a paso como se dio un maravilloso momento:

Primeramente, debes saber que en algunas ocasiones ellos se manifiestan separándose y formando dos soles:

Helios: Es el Divino masculino sagrado.

Vesta: Es el Divino femenino sagrado y empoderado.

Helios y Vesta
Foto tomada de Facebook
Un día fui invitada por uno de mis vecinos a una celebración mejor conocida como rezo hacia la amada Madre María o Virgen María, esta se llevó a cabo en el campo, era una finca... recuerdo que eran las cuatro de la tarde.

Al llegar al lugar, las sillas estaban ordenadas de este a oeste y tomé asiento. La luz solar aún estaba radiante y se proyectaba justo en mi cara, atrayéndome tanto que fijé la mirada en esa luz radiante, en ese momento hubo una especie de magnetismo... lo más extraño era que la luz que irradiaba no me molestaba en lo absoluto, el color del sol y sus rayos se observaban entre blanco y plateado, pero después de unos minutos este se tornó verde. ¿Por qué? En realidad, no lo sé... lo único que sé es que en esa fecha estábamos atravesando el solsticio de invierno en el hemisferio sur, durante el mes de diciembre, o sea, en esa época en la que se producen los días más cortos y los rayos del sol recaen con menor intensidad.

Al irnos del lugar, quedé con la sensación de querer verlo de nuevo y a la mañana siguiente repetí la acción; la única diferencia fue la hora... lo hice cuando los rayos solares empezaron a entrar al patio de mi casa, siendo entre las siete y siete treinta de la mañana aproximadamente. Pero esta vez los resultados fueron distintos... a diferencia de la primera ocasión, me provocaron un poco de miedo, temor ya que la vista me quedó nublada y extraña, pero a pesar de lo sucedido, vencí mi miedo y continué... al cabo de una semana, mi visión estaba en total normalidad e insistí nuevamente.

Para mi sorpresa, ya no me siguió ocurriendo lo mismo. Y por mi propia experiencia te recomiendo que, si vas a observar por primera vez y detenidamente a los amados Helios y Vesta, nuestro Sol... que sea en un horario comprendido entre las seis y siete de la mañana.

Quizás digas... ¿Qué gano yo con observar el Sol?

¡Oh! No te imaginas lo maravilloso, lo divino, lo fascinante que es conocer la atmósfera, el cosmos, los secretos y la sabiduría que esconden, que a simple vista no se ven. Ese vacío que ves en el aire, en la atmósfera, en la tropósfera ¡No existe!, vas a observar una claridad y algo que no sé cómo explicar o cómo describir; también verás como electrones, átomos, células, moléculas se hacen presentes repentinamente y en ocasiones todos se fusionan... muy pocas veces observarás el carbono.

A continuación, te muestro una ilustración aproximada de lo que he observado:

Ilustración de mi apreciación del cielo al observar el Sol.

La Gran Divinidad de toda ésta sabiduría, es cuando el Sol se fusiona con las nubes grises cargadas de agua cuyo nombre cósmico es "ondinas" y empiezan a lanzar rayos dorados cobrizos, fusionándose con el rayo violeta y se proyecta un color dorado violeta... esa gran divinidad la puedes observar si ves tus manos, tu cuerpo y a la madre Tierra cuyo nombre cósmico es Gaia... y si cierras tus ojos, verás una especie de esfera; como un arcoíris de colores, en cuyo centro siempre se refleja el color blanco, a veces los colores se intercambian puedes ver el azul, fusionados con el rosa, el naranja, el verde y así sucesivamente. Los colores tienen una gran influencia de espiritualidad en los Seres Humanos.

Me pregunto; ¿Será un portal?

Observación: Cuando el Sol se fusiona con las ondinas (nubes grises), en ciertas ocasiones lanza destellos dando la sensación como que éste danzara.

Te cuento que, en una ocasión, yo estaba en espera de un vehículo de transporte y como normalmente suelo apreciar la atmósfera ¡vi algo increíble!... se trataba siempre de la misma claridad y de aquello que te reflejo en la ilustración anterior, pero la luz que irradiaba en esta ocasión era muy, pero muy fuerte; muy cegadora, tanto que me vi obligada a cerrar los ojos; la claridad era más densa que la luz solar, la aparición duró de uno a dos minutos ... nunca más se me ha vuelto a manifestar o a presentar de esa manera.

Quizás te preguntes: ¿De qué color tengo mi piel? Pues... al tener 20 años consecutivos y de diariamente estar en contacto con el Amado Sol mi piel se ha tornado de un color dorado, cabe recalcar que nunca he usado una crema protectora solar.

¡Inténtalo! ¡Pierde el miedo!

Gracias y bendiciones. ¡Hasta la próxima!